Quienes hemos tenido la experiencia de trabajar en una oficina, sabemos que hemos visto comportamientos que no nos han parecido adecuados. Sin embargo, con el tiempo, es probable que nos hayamos acostumbrado y hasta nos puedan llegar a parecer normales.
Por otro lado, hay ciertas situaciones que aunque se repitan constantemente, no hemos podido acostumbrarnos a ellas, pues trascienden la barrera de lo que podemos llegar a tolerar.
También es posible que sin darnos cuenta, seamos nosotros quienes tengamos este comportamiento que puede llegar a incomodar a nuestros compañeros de trabajo y, lamentablemente, no nos hemos dado cuenta de ello.
En este artículo mencionaremos cinco cosas que todos deberíamos dejar de hacer, o al menos minimizarlas lo más que podamos; al final, si el ambiente en el lugar de trabajo es el correcto, todo funcionará mejor tanto para nosotros como para nuestros colegas y para la empresa.
Debemos recordar que, usualmente, pasamos gran parte de nuestra vida en nuestros lugares de trabajo, y aunque no nos guste o tengamos planes de cambiarlo, mientras sea así, debemos tratar de hacerlo lo más ameno posible.
Si estás contento, produces más; si produces más, la empresa estará (o debería estar) más que satisfecha contigo; y al ser así, probablemente se esfuercen en ofrecer mejores condiciones para que te sientas cómodo y no consideres la idea de abandonar tu trabajo.
Sin más que agregar, veamos las cinco cosas que debes dejar de hacer en tu lugar de trabajo:
1 – Evita gritar o hablar muy alto, tenga o no que ver con trabajo


Hablar muy alto en cualquier ambiente formal, está mal. La excusa «es que tengo un tono de voz muy fuerte» no es válida. Cualquier persona, a menos que tenga alguna condición médica específica, puede regular el volumen de su voz para adaptarla a cada situación.
Es posible que el rol que desempeñas en la empresa te obligue a hablar constantemente por teléfono o videollamada, sin embargo, esto no justifica que el resto de tus compañeros deban soportar el escuchar un alto volumen de voz durante cada una de las conversaciones de las que formas parte.
Para algunas personas concentrarse es tarea fácil, pero para otras no lo es tanto, por lo que si hay uno o más trabajadores hablando en voz alta en la oficina, muchas personas tendrán la ardua tarea de intentar continuar con sus labores soportando tal cantidad de ruido.
Si en una oficina trabajan 20 personas, de las cuales a 10 les cuesta concentrarse cada vez que alguien tiene una conversación «a gritos», se está disminuyendo la productividad considerablemente, además, se suma un estrés innecesario para esas personas, quienes terminarán creando o alimentando su descontento con el ambiente laboral de la empresa; situación que se puede evitar fácilmente.
¿Qué debes hacer?
- Si es una conversación personal, abandona la oficina y atiende la llamada desde un lugar en el que no incomodes a nadie.
- En caso de ser parte de tu rol, debes encontrar el volumen de voz ideal en el que puedas comunicarte correctamente con la persona con la que hablas y, a su vez, no molestar a tus compañeros de trabajo.
En cualquer caso, siempre debemos regular nuestro volumen de voz, ¿para qué gritar si estás en un ambiente silencioso y tienes a la persona a quien le hablas a medio metro frente a ti? Debemos adaptarnos correctamente a cada situación.
2 – No todos quieren escuchar tanto sobre tus hijos


Formar una familia es, para muchos, una de las mejores cosas que se puede hacer en la vida. Puede que tus compañeros de trabajo piensen igual, sin embargo, esto no significa que debas hablar constantemente de ello en tu ambiente de trabajo.
Hay un momento idóneo para cada tema de conversación. Puede darse el caso en el que un colega te pregunte «¿cómo está todo con tu familia?», pero debes saber identificar cuándo profundizar en tu respuesta; recuerda, la mayoría de las veces preguntamos «¿cómo estás?» pero no tenemos intención alguna de recibir como respuesta algo más que un simple «muy bien, ¿y tú?».
Si bien es cierto que muchos compañeros de trabajo se convierten, a la larga, en amistades; no siempre es el caso, por lo que debemos saber medir qué tanto profundizamos y nos alargamos en las historias que contamos acerca de nuestra vida personal, particularmente, sobre nuestra familia.
En este punto nos centramos más que todo en los hijos. ¿Por qué?, porque si en nuestro lugar de trabajo hay más personas con hijos, puede que (ciertamente, muchas veces no es así) comience una especie de guerra diaria disfrazada de conversación casual entre compañeros de trabajo. Todo esto tiene como fin demostrar que tus hijos son los mejores.
Muchos padres no se dan cuenta de esto, pues para ellos es simplemente hablar de manera natural sobre su familia, no se percatan que se convierte en algo rutinario y puede resultar, para algunos, un poco molesto.
¿Cuál es la solución? Tratar el tema de los hijos como podrías tratar cualquier otro tema personal. Habla un poco sobre ello, porque siempre es bueno entablar buena conversación y establecer vínculos con tus compañeros de trabajo; pero no profundices, a menos que la conversación lo demande o que alguien, particularmente, te haya preguntado con interés real acerca del tema.
3 – Tu aspecto y olor


Dependiendo del tipo de empresa en la que te encuentres y el rol que en ella desempeñes, deberás cumplir un protocolo de vestimenta. Esto, nos guste o no, debemos respetarlo. Pero hay algo que puede llegar a ser más importante que tu vestimenta: tu aspecto y olor.
Aspecto se refiere al conjunto de características o circunstancias con que una persona o una cosa se aparece o se presenta a la vista o al entendimiento.
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El hecho de ir en traje y corbata no te exime de los malos olores y apariencia. Puedes, sin ningún problema, usar un traje sin haberte duchado durante 3 días, lo cual significa que tu olor no será precisamente el idóneo para ir a la oficina (ni a ningún otro sitio).
También puede que, por muy bien vestido que vayas, y habiéndote duchado, sea imposible no notar los tres grandes piercings que llevas en la cara, tu cabello pintado de rosa y tu no tan agradable aliento. Si bien es cierto que llevar piercings y cabello rosa no representa problema en algunas empresas, en otras sí, y, lamentablemente, al firmar un contrato con esa empresa, te has comprometido a respetar el protocolo de vestimenta y apariencia correspondiente. En cuanto al mal aliento, creo que todos podemos recordar ese momento desagradable en el que alguien te habló de cerca y fue imposible esquivar la ráfaga de aire que, inevatablemente, terminaste respirando.
Por lo tanto, ¿qué debemos hacer?:
- Si hemos firmado un contrato, debemos respetar las reglas (por supuesto, se puede luchar, con respeto, para mejorarlas).
- Debemos vestir acorde a las reglas establecidas por el departamento de la empresa al que pertenezcamos.
- Es imprescindible ducharse antes de ir a trabajar. Si eres de los que puede bañarse en la noche del día anterior y amanecer al día siguiente sin haber sudado; magnífico, también funciona.
- Si representas a la empresa de cara el público o a clientes, debes entender que tu aspecto pasa a ser la manera en como esas personas identifican a tu empresa. Por lo tanto, hay que proyectar la mejor imagen posible para ganar la confianza necesaria. Esto no impide usar piercings o llevar el cabello color rosa, se trata de adaptarse a cada situación.
4 – Ser transparente y no adjudicarte logros ajenos


Este punto es particularmente delicado, pues puede llegar a afectar la relación con tus compañeros mucho más profundamente que oler mal, hablar alto o conversar mucho de tu vida personal.
Es cierto que mentir es algo casi inevitable, pero esto no quiere decir que debamos mentir acerca de cosas importantes. Es muy diferente decir «no, no te preocupes, no me hace falta sentarme», cuando eres una persona mayor, estás cansado, pero ves que sólo falta una estación de metro para llegar a tu destino; a decir «aquí está el documento que pidió el presidente de la compañía, lo he hecho yo solo, trabajando día y noche para completarlo», cuando realmente estuviste involucrado en el 5% del desarrollo del mismo.
Cada vez que te adjudicas logros ajenos, estás haciendo un daño muy grande a todos, incluyéndote a ti. ¿Por qué? Porque tu jefe, si no es muy inteligente, realmente pensará que eres tan capaz como dices ser, por lo que te adulará al principio, pero luego comenzará a darte trabajos más complejos, ya que se supone que estás capacitado para hacerlos. Esto llevará a que tengas una carga laboral fuera de tu competencia, y tus compañeros, sabiendo cómo eres, no irán en tu ayuda.
Al adjudicarte logros ajenos, estás mintiendo. Este comportamiento sólo creará un ambiente de discordia a tu alrededor. Tus compañeros no querrán tenerte cerca, tu jefe, si es una persona capacitada, sabrá rápidamente que no eres quién dices ser, y poco a poco te verás envuelto en una situación muy incómoda.
Esta práctica puede venir no solamente de quienes no son capaces de sacar adelante su trabajo, también es normal en aquellas personas que, a pesar de ser buenas en lo que hacen, quieren llevarse todo el crédito del trabajo realizado. Para este tipo de personas, no hay nadie más valioso que ellos, por lo que siendo o no su logro, se lo quieren atribuir todo.
¿Qué debemos hacer respecto a este tema?:
- Ser honestos siempre respecto a nuestras capacidades y logros.
- Si se trabaja en conjunto sobre un mismo proyecto, debemos dar el crédito que se merecen las personas que han hecho cada parte del mismo.
- No importa qué tan pequeño sea el aporte que alguien haya hecho, siempre debemos dejar claro quiénes han estado involucrados.
- Bajo ningún concepto uses el análisis, investigación, diseño, etc., que un compañero te haya explicado y lo vayas contando como si fuese tuyo. Aunque sea sólo un análisis, no es de tu propiedad, por lo que al reproducirlo a tu jefe u otras personas, debes dejar claro quien ha sido el verdadero creador.
5 – Brilla con luz propia, no intentes apagar la de los demás


No hace falta tener mucha edad para haber vivido la experiencia de tratar con alguien que lejos de intentar hacerse paso por sus propios méritos, decide intentar destruir a quienes se interponen en su camino.
Todos hemos visto al muchacho que, para intentar ganar la atención de una chica, termina hablando mal de los chicos que la rodean. Esto con el propósito de que su luz, aunque muy poco brillante, sea la única en el horizonte de la chica. De esta manera, pretende hacerse con ella.
Esto sucede también en el ámbito laboral. En este caso, podríamos decir que la chica serían los jefes a quienes el empleado (el muchacho) desea impresionar.
Esta práctica es incluso peor que adjudicarse crédito ajeno. Se trata de atacar a tus compañeros a sus espaldas.
¿Cuál es la razón de este comportamiento?, la misma que en el punto anterior: intentar impresionar a los superiores haciéndoles creer que eres alguien que, evidentemente, no eres.
Tanto quienes intentan minimizar a los demás, como los que se intentan atribuir logros ajenos, comparten ciertas características:
- Inseguridad.
- Envidia.
- Arrogancia.
- Egoísmo.
- Egolatría.
- Deshonestidad.
- Irrespeto.
- Hipocresía.
En este caso, lo ideal es que los superiores sepan identificar realmente quién es quién y actúen rápidamente para solucionar el problema. Si esto no sucede, se tomarán decisiones basadas en falsedades, las cuales no serán entendidas por los miembros del equipo y se procederá a la ruptura de la sinergia del mismo.
Como consecuencia, nadie gana. Es por ello que es imprescindible saber identificar a este tipo de personas y tomar acción rápidamente.
Para evitar convertirnos en una persona con este comportamiento, simplemente debemos hacer nuestro trabajo lo mejor que podamos, establecer buenas relaciones con nuestros compañeros e intentar aprender cada día más; de esta manera demostramos que no nos hace falta opacar a nadie para probar que somos capaces de hacer correctamente nuestra labor.
¿5 cosas que debes dejar de hacer en el trabajo?
No son sólo cinco cosas que debemos dejar de hacer, así como tampoco son cinco las que debemos hacer; debemos, básicamente, tener sentido común, es la única manera en la que podemos evitar comportamientos inadecuados.
El sentido común es la capacidad para juzgar razonablemente las situaciones de la vida cotidiana y decidir con acierto.
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El problema parece ser que:
El sentido común no es nada común.
Voltaire (filósofo y escritor francés)
Finaliza el listado de las 5 cosas que debes dejar de hacer en el trabajo
En próximas publicaciones abordaremos más comportamientos que debemos evitar en nuestros lugares de trabajo. Hemos querido comenzar por los que consideramos más importantes, pero aún hay mucho más por decir.
Si tienes alguna duda, aclatoria o sugerencia respecto al contenido del post 5 cosas que debes dejar de hacer en el trabajo de Acertijos Para Ti, por favor, deja un comentario y de inmediato solventaremos tus inquietudes. También puedes usar el formulario de contacto para enviar un mensaje privado.
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